Desde su salida al mercado, los chromebooks se perfilaban como portátiles de bajo coste con unas prestaciones muy ajustadas y dependencia casi total de servicios en la nube, a pesar de esto, tenían un mercado bastante definido que presentaba unas necesidades para las que estos aparatos eran lo que necesitaban. Además con la integración de la Google Play Store, permitía utilizar aplicaciones de Android, lo que lo postulaban como el reemplazo perfecto para aquellas personas acostumbradas a trabajar desde su teléfono móvil.
Desde su lanzamiento han sido innumerables las diferentes distribuciones que se han conseguido instalar en estos dispositivos, aún existiendo esta posibilidad que ampliaba las capacidades de estos reducidos equipos, suponían una tarea muy tediosa que la gran mayoría de veces los usuarios a los que este producto está destinado no estaban dispuestos a realizar.
Todo esto ha cambiado con la celebración de la Google I/O 2018 donde la empresa de Mountain View ha confirmado el soporte de las aplicaciones Linux para los portátiles Chromebook, lo que mejora notablemente las capacidades que estos equipos aportan a sus usuarios sin recurrir a la necesidad de modificar el sistema operativo que poseen preinstalado.
Aunque no todo puede ser perfecto, estas aplicaciones no funcionarán de forma nativa en Chrome OS, sino que lo harán sobre una capa de emulación conocida como Crostini. Aún así Google ha prometido que estará muy cerca del rendimiento que obtendríamos con una ejecución nativa, además de ofrecer sus mismas opciones de configuración, ya que estas aparecerán incluso en el lanzador del equipo.
No hay duda que con esta mejora, el sistema operativo Chrome OS, reducirá sus limitaciones sustancialmente además de ofrecer a los usuarios de estos equipos una capacidad de trabajo mayor gracias a todas las aplicaciones que nos ofrece Linux.